Esta reseña se publicó en el periódico LA PRENSA, en su suplemento FONDO NEGRO, el 3 de Dic. de 2006.
Por Aldo Medinacelli
Se destaca que los autores sean en su mayoría jóvenes que incursionan recién en las letras y en el espacio de la literatura virtual, con la creación de blogs y páginas web. Y a esto se suma el concepto del “libro objeto”, que sin la necesidad de tener cubierta dorada y bordes de metal, se hace atractivo para cualquier biblioteca, tanto por el carácter acogedor del cartón como por los contenidos frescos y renovadores de sus ejemplares, cuyo trabajo artesanal —dibujos de portadas y armado de los pliegos— hace de cada uno un objeto único, pues no posee un masivo tiraje industrial. Hemos reseñado algunos de sus títulos:
Los poemas de mi hermanito
Nelson Van Jaliri
La poesía del potosino Nelson Van Jaliri está íntimamente ligada a su obra pictórica, ambas transforman la cotidianidad —blanda y estable— en una red de aristas intrincadas, donde lo visible se hace aburrido y lo invisible peligroso. La forma (si)métrica y el uso coloquial del lenguaje son las delgadas sendas al verdadero sentir del verso: lo palpable es un engaño. Y las escenas sutiles son —muchas veces— portadoras de instantes de hechos poéticos. Los poemas de mi hermanito conduce al lector a la lucidez del infante por el funesto camino del anciano.
Nelson Van Jaliri
La poesía del potosino Nelson Van Jaliri está íntimamente ligada a su obra pictórica, ambas transforman la cotidianidad —blanda y estable— en una red de aristas intrincadas, donde lo visible se hace aburrido y lo invisible peligroso. La forma (si)métrica y el uso coloquial del lenguaje son las delgadas sendas al verdadero sentir del verso: lo palpable es un engaño. Y las escenas sutiles son —muchas veces— portadoras de instantes de hechos poéticos. Los poemas de mi hermanito conduce al lector a la lucidez del infante por el funesto camino del anciano.
El Arte Nazi
Santiago Rocangliolo
Aunque alguien considere que: “El Arte Nazi no es un texto literario si por ello entendemos una puesta en escena de la búsqueda de la palabra” (Virginia Ayllón), la obra de Santiago Rocangliolo posee una hábil sumatoria de datos históricos, un calculado contraste entre mimesis y hechos reales, y la gravitación de elementos en el interior propio del cuento que van dirigidos a la imagen final. Su estructura es en sí la dirigida manipulación que se prepara al lanzar una interrogante polémica en el siglo que se nos fue: ¿Fue el arte nazi una gigantesca puesta en escena —con Leni Riefenstahl como guionista y Albert Speer en el diseño de tramoya— actuada fríamente y sin mayor distinción con una ópera de Broadway?
Santiago Rocangliolo
Aunque alguien considere que: “El Arte Nazi no es un texto literario si por ello entendemos una puesta en escena de la búsqueda de la palabra” (Virginia Ayllón), la obra de Santiago Rocangliolo posee una hábil sumatoria de datos históricos, un calculado contraste entre mimesis y hechos reales, y la gravitación de elementos en el interior propio del cuento que van dirigidos a la imagen final. Su estructura es en sí la dirigida manipulación que se prepara al lanzar una interrogante polémica en el siglo que se nos fue: ¿Fue el arte nazi una gigantesca puesta en escena —con Leni Riefenstahl como guionista y Albert Speer en el diseño de tramoya— actuada fríamente y sin mayor distinción con una ópera de Broadway?
Poemas Ocultos
Jessica Freudenthal
En esta selección de poemas, la autora hace gala de una sensibilidad subcutánea, apropiándose de un cuerpo —propio y social— que ha permanecido innombrado en el marco de la hipocresía moderna. Feminísima más que feminista, la cadencia de sus versos estalla en la inestabilidad de las emociones humanas, que tanto seducen como repelen. Y la voz poética —en pausada rítmica— se alude como interpela y llora como ríe, diluyendo las barreras entre estas acciones mal consideradas opuestas. Hay ternura, capricho y sexualidad en las páginas de Poemas Ocultos, y una alusión al asesinato del ser amado con un estrangulador abrazo, en el erotismo del parto, no precisamente oculto.
Jessica Freudenthal
En esta selección de poemas, la autora hace gala de una sensibilidad subcutánea, apropiándose de un cuerpo —propio y social— que ha permanecido innombrado en el marco de la hipocresía moderna. Feminísima más que feminista, la cadencia de sus versos estalla en la inestabilidad de las emociones humanas, que tanto seducen como repelen. Y la voz poética —en pausada rítmica— se alude como interpela y llora como ríe, diluyendo las barreras entre estas acciones mal consideradas opuestas. Hay ternura, capricho y sexualidad en las páginas de Poemas Ocultos, y una alusión al asesinato del ser amado con un estrangulador abrazo, en el erotismo del parto, no precisamente oculto.
Línea 257
Beto Cáceres
El estilo fragmentario de esta narración responde a una manera de percibir las calles, no como un cuadro muerto que debe ser zanjado, sino como innumerables puertas semiabiertas —cada una conductora a una historia mayor— y como fuente de un sinfín de posibilidades por resolver. Es así que Línea 257 hurga en la sensibilidad del lector de las urbes. El libro funge de canal de expresión entre caminante y trabajador de un mismo escenario: la vía pública, o en el caso de la obra, entre pasajero y voceador: cada uno es interrogante y respuesta para el otro.
Beto Cáceres
El estilo fragmentario de esta narración responde a una manera de percibir las calles, no como un cuadro muerto que debe ser zanjado, sino como innumerables puertas semiabiertas —cada una conductora a una historia mayor— y como fuente de un sinfín de posibilidades por resolver. Es así que Línea 257 hurga en la sensibilidad del lector de las urbes. El libro funge de canal de expresión entre caminante y trabajador de un mismo escenario: la vía pública, o en el caso de la obra, entre pasajero y voceador: cada uno es interrogante y respuesta para el otro.
Almha la vengadora
Crispín Portugal
En el corto espacio que posee, el autor desarrolla variadas técnicas narrativas que juegan con el lenguaje y con el lector por igual. Los nombres de los personajes (Ay-huno y Stephan) se prestan a caligramas de índole social (Ayuno: privación de alimento / Huno: Atila liberador / Hay uno: aquel que deberá “cumplir su sentencia” / y Stephan que se cambia el nombre por Esteban para no ser más “este pan”). Al final, se trata de personajes del catchascán paceño (lucha libre) que sirven de marco a la venganza final de Almha. El develo social queda explícito en la última escena de la “sentenciada” vengadora.
Crispín Portugal
En el corto espacio que posee, el autor desarrolla variadas técnicas narrativas que juegan con el lenguaje y con el lector por igual. Los nombres de los personajes (Ay-huno y Stephan) se prestan a caligramas de índole social (Ayuno: privación de alimento / Huno: Atila liberador / Hay uno: aquel que deberá “cumplir su sentencia” / y Stephan que se cambia el nombre por Esteban para no ser más “este pan”). Al final, se trata de personajes del catchascán paceño (lucha libre) que sirven de marco a la venganza final de Almha. El develo social queda explícito en la última escena de la “sentenciada” vengadora.